viernes, 28 de marzo de 2014

Mente a Oscuras (1989)


"Un día diáfano, con cielo azul, con verdes desparejos y con pájaros. Paisaje de campo que invita a crear.
Me tiene que venir a buscar a las 9 de la mañana.
Llegamos a un paraje arbolado donde, en el centro, un rancho grande de adobe y techo de paja amenaza derrumbarse. Aquí y allá hay pequeñas plantaciones de maíz y porotos, rodeado todo de un gran pastizal.
Dentro, sentada en un banco, con los codos apoyados en una mesa, una mujer de unos 35 años toma mate sin yerba, con agua fría.
No contesta cuando le hablo. Le comienzo a cebar yo el mate, viendo en su actitud y en su rostro, estigmas de su demencia.
Allí convive, con la oscuridad de su mente. -¿Qué voy hacer con esta hija? Tengo 79 años y estoy solo con ella. Se ensucia y cuando no está así se acuesta. No habla, no sé si me entiende. No tiene vergüenza.
Mientras la miro, pienso que es apenas  la cáscara de un ser humano y se la puede ver. ¿Qué hay dentro?
-Hay que internarla en un instituto oficial -le digo al padre. Él me mira en silencio.
Nadie la visita; los parientes reaparecerán al morir el padre para pedir un certificado de insania, para quedarse con lo que él deje.
Ella irá cumpliendo años y su cáscara se le irá arrugando y cuando quede muy fina, se romperá y su locura y su vida escaparan, dejando su cerebro desierto y su cuerpo quieto.
¿A dónde irá ésa, su locura, a alojarse? ¿A quién le tocará? ¡Cuántas andan sueltas pasando de muertos a vivos! Tal vez esto explique muchas de las cosas que pasan, pues hay locuras que se alojan en quienes se les da por hablar y hablar, enseñando, convocando, hasta dando cátedra de genialidad.
Llegan a veces a ser dirigentes de nota, políticos iluminados y sabelotodos.
Hoy tu cáscara está llena de locura, humilde, calladita.
Siempre tenemos algo de esa locura liberada.
¿Seguirá siendo mansa? ¿Será una locura linda? O pasará a quien produzca obras de arte que primero no serán comprendidas y luego tenidas por genios.
La locura que hoy tenés acurrucada, escondida en tu cara sin sonrisas, cuando te deje, saldrá como el genio de la lámpara o de tus ojos antes que se cierren.
Las almas locas ¿tienen cielo o infierno? ¿O directamente vivirán en un estado de felicidad permanente?
Tal vez al morir la locura se transforme en líquido, formando pequeñas gotitas que cayendo dejen sobre todos un toque loco.
Ahora, sentado mirando el parque, las yeguas, el día diáfano, envuelto en colores verdes y azules, puedo captar lo hermoso de la vida, pero siempre me acordaré de vos, de tus mates fríos sin yerba, de tus pies descalzos y tú mirar vacío. Cómo la muerte.
¿Será que naciste muerta y nadie se dio cuenta? Y seguiste respirando ¡de loca no más!

Por la tarde,
en una casa de  Floresta
hablaba con ella.

“Tendrá buenos y malos días,
hasta que todo calme
y vuelva a ser como antes”

Yo más que verte, te presentía
con tu sonrisa,
de habitual ganadora.

La animo a escribir poemas
para hacerla vivir intensamente
lo que dure,

En la calle
todo parece gris.
“Tú siempre ganas.”

De vuelta, en  casa
escondí mi tristeza
releyendo a Guillén.

En soledad,
intentaré
cantar un “son”.

Esta noche
se puede.
se puede

Esta noche
se puede.
se puede

Vivir olvidándote,
olvidándote.
olvidándote.

Mañana no sé,
mañana no sé.

Mañana no sé

mañana no sé"


Este cuento lo subo con mi abuelo al lado en la computadora de él. Que orgullo!!!

sábado, 3 de agosto de 2013

El Buzón (2008)


EL BUZÓN (2008)


"Recostado en la cama del cuarto que alquilaba en una pensión, pensaba en la vida monótona que llevaba. Vivía atado a la rutina desde hacía diez años. En la pensión el único privilegio que tenía era el tener una puerta que daba al baño, que usaba en forma exclusiva de ocho de la noche a seis de la mañana cuando se iba a trabajar.
A esa hora abría la puerta que daba al pasillo y cerraba con llave la que daba a su cuarto. Por eso se bañaba y afeitaba a la noche, cuando llegaba y luego iba a cenar a una fonda a dos cuadras; allí comía solo, casi siempre lo mismo. Las restantes mesas estaban llenas de “solos”, que no se hablaban. Salvo alguno que leía, todos comían rápido y se iban.
Al trabajo entraba a las seis de la mañana y salvo media hora que paraba para comer la vianda que se llevaba, trabajaba hasta las siete de la tarde, cuando salía para volver a la pensión. Como ven la rutina era irreversible, porque a los cuarenta años no se animaba a dejar ese trabajo, que si bien era algo especializado, (costurero de prendas de cuero) no había tanta demanda.
Los sábados por la noche luego de cenar, salía a buscar compañía alquilada, que calmaba sus deseos, pero lo dejaba vacío de afectos, volviendo a la pensión a entregarse a la soledad más absoluta.
Los domingos, si no llovía, se iba a una plaza cercana a sentarse en un banco, que casi siempre compartía con ancianos o madres con niños. A la hora de los partidos volvía a la pensión, donde pedía que le llenaran el termo con agua caliente. Se preparaba el mate, que tomaba comiendo unos bizcochitos de grasa, mientras escuchaba el clásico del domingo, sin importarle quién lo jugaba ni quién lo ganaba. Cuando terminaba, limpiaba todo y lo guardaba.
Una mañana a las seis menos cuarto, cuando salía para tomar el colectivo que lo llevaba al trabajo, encontró la esquina donde lo tomaba llena de maquinarias para asfaltar la calle, debiendo hacer otro camino que el habitual para tomarlo. Recién cuando volvía del trabajo, por el nuevo camino en busca del colectivo, lo vio a la vuelta, casi a las ocho de la noche, en una esquina: ¡un buzón!
Se quedó mirándolo. Se acerco a él pensando la cantidad de cartas que entrarían a él y saldrían para muchos lados. Cartas de amor, de negocios, de buenas o de malas noticias, toda salían pero ninguna de allí volvía. ¡Qué bueno sería mandar una carta! Pero, ¿a quién? No tenía familia. ¡Qué importa a quién! Lo importante es escribir una carta contando su necesidad de compañía. Le dio vueltas al asunto de escribir o no la carta, hasta que un día, al salir del taller yendo en busca del colectivo, dio con una librería en la que compro papel de cartas, lapicera y también averiguó donde quedaba un correo y en que horario atendía. Al otro día se levanto más temprano y fue a la dirección del correo que le habían dado, donde compro una cantidad apreciable de estampillas.
A la noche, ya cenado e instalado en su cuarto, escribió su primera carta; antes, de la guía telefónica de la pensión seleccionó varias direcciones de barrios distintos, para poder ir escribiendo más de una y que no se repitieran las direcciones. Al otro día era sábado y por la noche rompió la rutina de buscar amistad y se quedó terminando la carta.
La había encabezado: “Estimada Señorita, Ud. no me conoce y yo a Ud. tampoco y sería una casualidad que alguien la recibiera; en este caso Ud., y la leyera. Mi necesidad de comunicarme con alguien, que me escuchen (leerme es como escucharme), que sepa de mi vida rutinaria, con un trabajo que se repite día a día, que no cambia nunca y no hay sorpresa.
De mi soledad que me persigue, de mis ansias de otro tipo de vida a la que no me atrevo, de estar acompañado, aunque sea a través de un papel escrito. Por ello mi deseo de mandar cartas, con el afán de estar de alguna manera con alguien, de hacer conocer mis anhelos, saber cómo es tener una familia, esperar a alguien, ser esperado.”
Al fin escribió diez carillas, no la firmó; sólo terminó con la palabra: “Gracias.”
En el sobre puso Señorita-Personal subrayado y sin remitente. Al otro día domingo, por la tarde la llevo al buzón y la echó. Se quedó esperando el camión que retiraba la bolsa con las cartas y ponía la vacía. Tuvo una gran satisfacción al verla partir. Su primer intento de comunicarse lo había logrado. Volvió a la pensión, se hizo unos mates, los tomó y luego se acostó.
Por primera vez no sintió tanta soledad y se durmió. Esa noche soñó que alguien recibía su carta y se alegraba.
Se despertó con otro ánimo; se alivió de su rutina aunque fuera la misma, porque él ya tenía otra meta, escribir y esperar al domingo para mandar la carta. No repetía dirección y previó el ir cambiando los buzones. Lo único que no variaba era lo escrito en el sobre y el encabezamiento de la carta. Se notaba que había una continuidad en su relato como ser, “como le decía en la última” o “como Ud. ya sabe”. Así recorrió barrios buscando distintos buzones y nuevas direcciones apartadas del centro donde hay tantas oficinas.
En una carta luego de varios meses comenzó a tutearla, con la excusa del tiempo que hacía que le escribía, pero si bien se tomó esa confianza, siempre la trató con mucho respeto.
Cuando transcurrieron dos años de escribir todas las semanas, llegó a confiarle que él tenía una rutina todos los sábados por la noche, pero desde que le escribía a ella no la repetía, pues ella era su confidente y la única en quien depositaba su confianza y aunque sabía que solamente para él existía, ella recibía todas sus inquietudes y necesidades. Que gracias a ella superó su rutina que ya no lo atormentaba y logro alejar su soledad, “porque ocupas mi pensamiento y no dejas espacios donde se introduzca”
Esa noche llegó a su cuarto, se metió en el baño como siempre y cuando estuvo listo, salió para la fonda; al salir, en el suelo había una carta tirada por debajo, se la metió en el bolsillo de la campera pensando que sería otro intento del sindicato para que colaborara con ellos. Ya la leería.
Como todas las noches se fue a comer a la fonda y pidió lo de siempre: mientras esperaba sacó el sobre y leyó: Señor Personal, subrayado.
La abrió muy nervioso. La carta decía:
Querido Señor
Luego de haber recibido sin interrupción, durante dos años y siete meses, he decidido comunicarme con vos para conocerte. Para ello que mejor que encontrarnos, y por ello te doy la siguiente dirección, hora y fecha……. Se levantó de la mesa y salió corriendo con la carta en la mano, dejando la comida recién servida.
Llegó a la pensión y con urgencia hizo su valija, en un bolsón metió sus objetos, libros y radio y se acercó a la dueña diciéndole: -Debo viajar con urgencia y no le puedo asegurar que vuelva, Se dio media vuelta y salió casi corriendo sin escuchar lo que la señora le preguntaba: ¿pasó algo grave?
Al pasar un tiempo prudencial, la dueña de la pensión llamó al trabajo y ahí también le dijeron que no se había reintegrado. Al mes, dado que no tenía noticias y tampoco dirección de parientes, levantó su cuarto, que por otra parte él lo pagaba mes adelantado, limpió bien el cuarto y lo puso en alquiler.
¡Qué pena!, pensó, era un buen pensionista, cumplidor, tranquilo y sobre todo de confianza.
¿Qué le habrá pasado?

Una tarde gris y maltrecha,
chorreando tristezas
por las paredes blancas.

Tarde de soledad y pereza,
sin ganas de amigos
ni de caminar por calles desiertas.

Tardes lánguidas,
sin mañanas
que precedieron diáfanas.

Libro en el regazo,
música y ausencia,
deseando cambiar mi imagen.

La tristeza la barre  tu presencia,
al abandonar tu ausencia
abrigándome en cálido abrazo."

Tengo que contarles de un cambio, esta vez, el cuento no lo tipee yo, esta vez, fue tipeado originalmente por mi abuelo y me lo paso por email el otro día. No es loco? 85 años tiene, es un genio.
Hace mucho que no escribía, tengo que retomar este lindo habito.

Con respecto al cuento, me considero participe del mismo, así sea un 0,1%. Un día por el año 2008, no se a quien habían llevado de urgencia a la guardia del Sanatorio San José (que oh casualidad, hoy vivo a la vuelta) por ende paso mi abuelo cirujano para ver como estaba (¿mi tío?), así que tuve la suerte de verlo y charlar con él. Me contó su ultima invención, un cuento sobre un buzón...

martes, 17 de enero de 2012

Magico (1970)

"Tuvo la necesidad de poner sus piernas sobre el escritorio y desperezarse muy lentamente, mirando al mismo tiempo el techo de su oficina.
Asi descubrio algunas manchas de humedad y una tela de araña movida por el aire que entraba de la ventana abierta. Esa tela le recordo el cuento de Kafka. Esa tarde habia escuchado por la radio del coche uno de Quiroga, en donde una tortuga salva a un hombre, porque el antes la habia curado.
El hubiera querido dar vida a un animal con sentido magico, o directamente, cambiar la rutina de su vida con algo inesperado. Su mundo era muy rigido, matematico: siempre dos por dos eran cuatro, nunca cinco.
De alli el volar de su fantasia, salir de su rutina rompiendo ese circulo impuesto por una sociedad formal, rigida y devoradora. Dar una salida magico-heroica a su vida.
La idea de lo magico cobro cada vez mas cuerpo y pronto tuvo conciencia de no descansar, hasta lograrlo.
No queria juegos de facil solucion. Bajo su vista del techo y sus piernas del escritorio, presintiendo que ese era el dia esperado. Se levanto, tomo su saco del perchero y tirando los papeles del escritorio al aire, salio dando un portazo.
Ya en la calle, el dia le parecio mas diafano y miro al sol como si lo viera por primera vez.
No sabia donde ir. Recordo una casa de magia que quedaba cerca de la Av. de Mayo y alla fue.
Al entrar le parecio que la magia reinaba; juegos grandes, chicos, de colores variados, pero ¡oh desencanto! todo tenia su logica solucion.
Consiguio una lista de magos e ilusionistas, los recorrio uno por uno y en todos encontro lo mismo: respuestas logicas a sus trucos. Sin muchas esperanzas, llego al ultimo de la lista diciendole: lo unico que quiero es entrar en el mundo magico, donde con tres palabras y un pase todo se transforma.
El mago lo miro sostenidamente y acercandose, en voz baja, le dijo:
-En Barracas, yendo por Patricios hacia el Riachuelo, pasando la fabrica Alpargatas, al llegar a Salvadores, doble a la izquierda y en la tercer casa, encontrara lo que busca. Pregunte por el Mago, asi lo conocen por alli.
Con las ultimas palabras martillandole el cerebro, llego a la direccion indicada.
Golpeo la puerta, aparecio una mujer gorda escondiendo sus manos bajo un delantal. Detras de ella un pasillo largo con maceteros pintados de azul y amarillo.
-Por favor señora, ¿me puede decir si aqui vive el mago?
La mujer, girando un poco y poniendo su trasero contra la pared, como para darle espacio, contesto:
-El segundo departamento.
Al pasar sintio la barriga de la gorda, y penso que en la entrada de la casa de un mago, deberia haber un grupo de hermosas mujeres y no esta señora excedida de peso y manos con olor a lavandina.
Llamo en la puerta indicada; luego de unos segundos, esta se abrio. Un viejito con anteojos de gruesos vidrios, escudriño su cara diciendole:
-¡Ah! Pase, lo estaba esperando.
-¡Como! ¿Usted sabe?
-¡Por supuesto! ¿Acaso no soy mago?
En la cumbre de la excitacion, nuestro hombre le solicito poder entrar en el mundo de la magia. El viejo lo siguio mirando, se saco los anteojos y comenzo a limpiarlos, con sus ojos parpadeando constantemente.
Guardo su pañuelo, se sento en un banco y dijo:
-¿Para que quiere eso?
-Necesito no estar sujeto a este orden que la sociedad me impone, aunque sea por un tiempo. Quiero ver que pasa cuando se quiebran las leyes de lo racional; en fin, seria muy largo para usted explicarselo.
-No crea que necesito tantas explicaciones; intimamente, ya las se. Queria oirlas de usted y ahora, ya que asi lo desea, asi se hara.
Lo hizo pasar a su dormitorio, se acerco al ropero, lo abrio y extrajo de el una caja de sombrero enorme, saco de ella una gigantesca galera; tan grande era, que le cabian todas las palomas y conejos del mundo.
La puso en el suelo al tiempo que le decia a nuestro amigo:
-Entre en la galera y quedese de pie dentro de ella.
Asi lo hizo, oyendo, una vez dentro de ella, las anheladas palabras magicas y ¡desaparecio!
El viejo guardo la galera en el ropero. Salio a la calle y camino hasta el cafe de la esquina y le pidio al mozo el acostumbrado vaso de vino, al mismo tiempo que iba hasta el telefono y marcaba; pasaron unos segundos:
-Hola, habla el mago. Si, ya esta, quedense tranquilos. No volvera a molestar.
-Cuando necesiten, manden a otro; si, claro, es mejor que desaparezcan.
Colgo.
Levanto su vaso de vino y ¡salud! Se lo bebio.

Desde la galeria,
miro las nubes
cubrir la luna,
presagiar tormenta.

La brisa da en mi rostro
mirando al este,
donde la luna oculta
hace oscura la noche.

Ya acostado, escucho un grillo,
que fuera de mi cuarto
recuerda al mundo real,
lejos de mi fantasia.

Ella ilumina
con su luz de luna
haciendo un cielo diafano,
para mi mundo magico."
Hermoso cuento para pensarlo.
fukerito

miércoles, 14 de diciembre de 2011

Las diferencias que igualan (1976)

"El hombrecito insignificante se encontro nuevamente en la calle, sin poder encontrar trabajo. Tenia conciencia que poco era lo que sabia hacer y que no habia en su vida con quien compartir sus desventuras. Esto ultimo era tambien una a favor, porque de el no dependia nadie. Era el solo, frente a una adversidad que duraba bastante.
Doblo la esquina y camino varias cuadras. Sus manos en los bolsillos, su mirada clavada en el piso, le daba un andar inseguro. De pronto tropezo con otra persona que lo hizo trastabillar, al levantar la vista se dio cuenta que era un viejo conocido.
-¡Oh Ernesto! Que decis tanto tiempo -, le dijo recordando la envidia que le tenia por ser alto y fuerte.
-Yo bien ¿y vos que andas haciendo?
-Nada, iba pensando en negocios - mintio.
-Quiere decir que si pensas en negocios, es porque te va bien, - dijo Ernesto.
-No me puedo quejar. Y ¿a vos?
-A mi con mujer y cuatro hijos, nada me alcanza, por eso voy a ver un nuevo trabajo para sumar algo mas. No tengo muchas ilusiones, porque con lo poco que se hacer, a los grandotes nos usan para trabajos de fuerza y hoy por hoy cada vez hay menos necesidad de ella.
El pequeño lo miro pensando y comento para si, yo se menos que el y no tengo fuerza ni para matar una mosca.
Se despidieron y siguieron sus caminos. Los dos con las manos en los bolsillos, las cabezas fijas en el piso, pasos inseguros y cada uno pensando:
-¡Que suerte que tiene!


Sera asi
¿Como?
Asi
¿Asi como?
Solo asi
¿Como es?
Asi, es
¿Siempre?
Si, asi siempre
Es asi,
fue asi.
¿Seguira asi?
Asi seguira
Fue, es y sera asi.
Como fue
como es
como sera.
Siempre."

martes, 13 de diciembre de 2011

Llegando al septimo dia (1970)

"Y al llegar al septimo dia descanso de la obra realizada."
De pronto, fue todo destruccion y caos.
Apuren, aunque sea con las manos, pero hagamoslo rapido.
-¡Nada debe quedar en pie, todo tiene que ser aplastado!
-¡Animo, que con buen ritmo pronto acabaremos!
-Eso tambien lo deben destruir. ¡Nada sirve del pasado!
-El pasado es una larga noche oscura donde todo es mentira.
-Nosotros desde ahora vamos a crear nuestra verdad. ¡La unica!
-Sigamos con la destruccion pues asi crearemos lo nuevo, lo justo e imperecedero.
-No hay verdades historicas, no hay experiencias basadas en los errores del pasado, sostenidos por sistemas mentirosos.
-Ni siquiera las ruinas usaremos, las transformaremos en polvo y en cenizas y seran enterradas.
-En el paramo desertico que va a quedar, diafragmaremos, planificaremos nuestro presente y nuestro futuro.
-¡Ahora no es tiempo para pensar en ello, estamos dedicando nuestro esfuerzo para destruir!
-No importa lo que tardemos, sera mas rapido de lo que tardaron los pueblos en construir.
-¡Bien, ya terminamos, podemos citar a los pueblos para que participen en lo nuevo!
Pasaron dias, semanas y meses. Al año pregunto:
-¿Donde estan? ¿Por que no vienen?
-¡Ciudadanos, compañeros, camaradas, vengan, el tiempo apura!
Solo vio un hombre sentado en el suelo.
-¿Donde estan los demas?
-Alli señor.
-¿Alli?
-Si señor. Enterrados junto con las ruinas, ellos eran parte del pasado a destruir como usted ordeno.
-¿Usted y yo solos, que hacemos?
-Nada, no podemos hacer nada.


¿Importa el tener que ser
como otros quieren
y no lo que soy?

Importa mi tranquilidad,
pedir a la vida sosiego en la lucha,
un remanso en mi rio turbulento.

Importa que el ser lo que soy,
para algunos es mucho
y para otros poco.

Aceptar al mundo como es,
gente sufriendo sin protestar,
odiando y matando sin razon.
De un habitante con deseos de ser escuchado para hablar de amor.
Mucho pasado transcurrio,
para que un ser de la naturaleza caminara en dos pies,
y mas para que irguiera la cabeza.
Hoy con todos los años de historia, la siembra de la violencia continua.
¿Mas que un fin, no es un final?"

Para ponerse a pensar, no? No se que les parecio a ustedes, pero a mi me parecio muy interesante y no se porque me hizo acordar a "Fahrenheit 451". En fin, ojala les haya gustado como a mi!

miércoles, 7 de diciembre de 2011

El beso (2008)

 
 
"Desperto recordando con nitidez lo que habia soñado. En realidad solo recordaba lo que lo impacto: una mujer bellisima se acerco a el, lo rodeo con sus brazos y lo beso con intensidad, ternura y pasion. Eso recordaba. Se ducho, desayuno pensando en ese beso, tratando de recordar a la que lo beso.
Tenia 42 años, era abogado, divorciado desde hace 3 años, sin hijos.
Pasaron meses y debio concurrir, invitado por un cliente de su estudio, a una reunion que daban por la presentacion de obras de un pintor no muy conocido por el. Al rato de estar dando vueltas por el salon, cumpliendo mas con el que lo invito que con el pintor ¡vio sentada en una butaca a la mujer de su sueño! Al verlo ella sonrio.
Le costo salir de su asombro. Se acerco y al intentar hablarle, ella lo saludo con un: - ¡Hola Gustavo! Tanto tiempo - y le tendio la mano. 
En su azoramiento alcanzo a preguntarle: - ¿Me conoces? Por favor decime quien sos. Hace meses soñe con vos, que me dabas un beso y no puedo recordar de donde te conozco.
Cuando se percato de lo dicho y de la cara que ella ponia, se dio cuenta de lo apresurado de su comentario. Aun asi insistio:
- ¡Decime donde estabas!
Ella sonrio diciendole: - Estaba escondida detras de tu olvido!
- Pero... 
- Nada, vos tenes que recordar o seguir olvidando. 
- ¡Ayudame! 
- No, vos tenes que recordar. 
Se levanto y se dirigio a la salida. 
Gustavo (ese era su nombre) intento: - Dame tu nombre - A lo que ella contesto: 
- ¡Olvido! Me llamo ¡Ol-vi-do!  
 
Vida dulce eres, 
cuando me das. 
Amarga, 
cuando me quitas lo perdido, 
que hace poco estuvo a mi lado. 
¿Quien se anima a subir 
al carrusel de mi mente? 
Sabra que nacera cada dia en un recuerdo,
y morira en un olvido."
 
Uno de los cuentos que mas me gusto de su libro, ojala lo disfruten como yo.
fukerito

Canto-Cuento

"Quiero contar por que canto, 
quiero contar y cantar contando. 

Es mi canto cuento, 
que termina cuando comienza 
o comienza cuando termina. 
Asi, comenzando-terminando 
o cantando-contando, 
busco el comienzo 
sin pensar en el final, 
sin recordar el comienzo. 
Es mi sueño vela, 
es mi cuento, que termina diciendo: "habia una vez" 
¿Hay canto, hay cuento? 
¿Hay comienzo y final?"

Asi empieza el libro de mi abuelo, cortito y al pie. fukerito