martes, 17 de enero de 2012

Magico (1970)

"Tuvo la necesidad de poner sus piernas sobre el escritorio y desperezarse muy lentamente, mirando al mismo tiempo el techo de su oficina.
Asi descubrio algunas manchas de humedad y una tela de araña movida por el aire que entraba de la ventana abierta. Esa tela le recordo el cuento de Kafka. Esa tarde habia escuchado por la radio del coche uno de Quiroga, en donde una tortuga salva a un hombre, porque el antes la habia curado.
El hubiera querido dar vida a un animal con sentido magico, o directamente, cambiar la rutina de su vida con algo inesperado. Su mundo era muy rigido, matematico: siempre dos por dos eran cuatro, nunca cinco.
De alli el volar de su fantasia, salir de su rutina rompiendo ese circulo impuesto por una sociedad formal, rigida y devoradora. Dar una salida magico-heroica a su vida.
La idea de lo magico cobro cada vez mas cuerpo y pronto tuvo conciencia de no descansar, hasta lograrlo.
No queria juegos de facil solucion. Bajo su vista del techo y sus piernas del escritorio, presintiendo que ese era el dia esperado. Se levanto, tomo su saco del perchero y tirando los papeles del escritorio al aire, salio dando un portazo.
Ya en la calle, el dia le parecio mas diafano y miro al sol como si lo viera por primera vez.
No sabia donde ir. Recordo una casa de magia que quedaba cerca de la Av. de Mayo y alla fue.
Al entrar le parecio que la magia reinaba; juegos grandes, chicos, de colores variados, pero ¡oh desencanto! todo tenia su logica solucion.
Consiguio una lista de magos e ilusionistas, los recorrio uno por uno y en todos encontro lo mismo: respuestas logicas a sus trucos. Sin muchas esperanzas, llego al ultimo de la lista diciendole: lo unico que quiero es entrar en el mundo magico, donde con tres palabras y un pase todo se transforma.
El mago lo miro sostenidamente y acercandose, en voz baja, le dijo:
-En Barracas, yendo por Patricios hacia el Riachuelo, pasando la fabrica Alpargatas, al llegar a Salvadores, doble a la izquierda y en la tercer casa, encontrara lo que busca. Pregunte por el Mago, asi lo conocen por alli.
Con las ultimas palabras martillandole el cerebro, llego a la direccion indicada.
Golpeo la puerta, aparecio una mujer gorda escondiendo sus manos bajo un delantal. Detras de ella un pasillo largo con maceteros pintados de azul y amarillo.
-Por favor señora, ¿me puede decir si aqui vive el mago?
La mujer, girando un poco y poniendo su trasero contra la pared, como para darle espacio, contesto:
-El segundo departamento.
Al pasar sintio la barriga de la gorda, y penso que en la entrada de la casa de un mago, deberia haber un grupo de hermosas mujeres y no esta señora excedida de peso y manos con olor a lavandina.
Llamo en la puerta indicada; luego de unos segundos, esta se abrio. Un viejito con anteojos de gruesos vidrios, escudriño su cara diciendole:
-¡Ah! Pase, lo estaba esperando.
-¡Como! ¿Usted sabe?
-¡Por supuesto! ¿Acaso no soy mago?
En la cumbre de la excitacion, nuestro hombre le solicito poder entrar en el mundo de la magia. El viejo lo siguio mirando, se saco los anteojos y comenzo a limpiarlos, con sus ojos parpadeando constantemente.
Guardo su pañuelo, se sento en un banco y dijo:
-¿Para que quiere eso?
-Necesito no estar sujeto a este orden que la sociedad me impone, aunque sea por un tiempo. Quiero ver que pasa cuando se quiebran las leyes de lo racional; en fin, seria muy largo para usted explicarselo.
-No crea que necesito tantas explicaciones; intimamente, ya las se. Queria oirlas de usted y ahora, ya que asi lo desea, asi se hara.
Lo hizo pasar a su dormitorio, se acerco al ropero, lo abrio y extrajo de el una caja de sombrero enorme, saco de ella una gigantesca galera; tan grande era, que le cabian todas las palomas y conejos del mundo.
La puso en el suelo al tiempo que le decia a nuestro amigo:
-Entre en la galera y quedese de pie dentro de ella.
Asi lo hizo, oyendo, una vez dentro de ella, las anheladas palabras magicas y ¡desaparecio!
El viejo guardo la galera en el ropero. Salio a la calle y camino hasta el cafe de la esquina y le pidio al mozo el acostumbrado vaso de vino, al mismo tiempo que iba hasta el telefono y marcaba; pasaron unos segundos:
-Hola, habla el mago. Si, ya esta, quedense tranquilos. No volvera a molestar.
-Cuando necesiten, manden a otro; si, claro, es mejor que desaparezcan.
Colgo.
Levanto su vaso de vino y ¡salud! Se lo bebio.

Desde la galeria,
miro las nubes
cubrir la luna,
presagiar tormenta.

La brisa da en mi rostro
mirando al este,
donde la luna oculta
hace oscura la noche.

Ya acostado, escucho un grillo,
que fuera de mi cuarto
recuerda al mundo real,
lejos de mi fantasia.

Ella ilumina
con su luz de luna
haciendo un cielo diafano,
para mi mundo magico."
Hermoso cuento para pensarlo.
fukerito